viernes, 28 de agosto de 2015

140



Una vez un estornino azul luchador de vientos alisios y corrientes eléctricas, decidió subir al cielo a protestar. Cansado de su abandono, pidió clemencia a la tierra y le gritó:

Somos un ejército de 140 reclutas que vinieron a hacer ruido. 140 oportunidades para arrancar ese insulto preso de tus entrañas sin que nadie te quite las ganas. Para liberar tu furia, tu lado más temido e incluso tu empatía con terremotos que ni siquiera te aterran.

Somos 140 baldosas que se asientan en la zona de confort con el poder de hacer levantar a miles de sustos. 140 periodistas muertos a manos de islamistas que no tienen hueco en discursos. Somos 140 víctimas de manifestaciones que no vislumbraron luz en ningún túnel, vieron como unos guantes negros le obligaban a tragarse la lucha, por dos billetes más en huchas capitalistas.
Son 140 muros los que separan nuestras ideas de las suyas y aún así nadie ha sido capaz de desmoronarlos por si mordemos. Por si nuestras palabras son capaces de encontrar su pecho y no sentir bulto. Por si le da por pensar y verse con 200 mil celdas y 40 millones de presos. Y sí, también somos 140 putos poetas muertos, con fuego en mano que ni la más temible de las guerras civiles pudo apagar.

Es así como el gran estornino, que había puesto en pie a todas las nubes, añadió: si ellos tienen 140 maneras de callarnos, nosotros tendremos 141 motivos para quitarnos la mordaza.

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